INFOLECTOR: Una mistificación de la tecnología en las PCD
En la problemática del acceso a libros y a la lectura por perssonas invidentes, en Perú, existe un problema a nivel de los profesionales de bibliotecología, un problema que a su vez proviene de una especie de mistificación de la tecnología que inicialmente tuvo lugar al interior de la propia comunidad d personas ciegas.
Esta mistificación consistió entre los invidentes en asumir a la tecnología, y en especial la tecnología para ciegos, como solución definitiva. Esta noción fue posteriormente recogida por los bibliotecarios y profesionales de la información como la clave en el acceso a la lectura por usuarios con discapacidad visual. Así, para muchos bibliotecarios y administrativos de bibliotecas y de servicios de lectura les bastó, les resultó como suficiente disponer de software o hardware especial para invidentes, descuidando otros aspectos que hacen de un servicio de lectura, un esquema realmente accesible.
Esta especie de traslación de mistificaciones, de unos ámbitos a otros, ha producido, por lo menos en el contexto peruano, un problema fundamentalmente para el usuario invidente. Pues, mientras estudiantes invidentes y demás usuarios con discapacidad visual carecen de servicios plausibles en bibliotecas y servicios diversos de información, muchos profesionales parecen darse por satisfechos en la atención de los lectores de este colectivo, a partir de indicadores como los señalados, software, hardware y otros ingenios tecnológicos.
Esto se debe en parte a que los modelos de atención a las necesidades de lectura para esta población no está aún estandarizada, a que no se disponen de directrices establecidas para la implementación de servicios de lectura en condiciones realmente accesibles en nuestro medio, por lo que el responsable de bibliotecas o de servicios de lectura termina contentándose con un indicador menor, o poco decisivo como el software lector de pantalla o el hardware especial.
Tanto las escuelas académicas que forman a las nuevas generaciones de profesionales de la información como investigaciones especializadas no están ofreciendo pautas o criterios adecuados para la atención de estos requerimientos de los colectivos con limitaciones para la lectura. Lo que trae como consecuencia que el profesional de la información termina quedando a su suerte, y que suele conducirlo a recoger manifestaciones aleatorias de los lectores invidentes pero sin criterios técnicos y formalizados que realmente aborden la problemática en un nivel técnico.
Es de esperarse que estas mistificaciones vayan siendo superadas y sustituidas por criterios más elaborados y más acordes con el carácter técnico y deontológico del profesional de la información en todos sus niveles, pero en especial, en este campo de la inclusión y la accesibilidad.